sábado, 4 de noviembre de 2017

Sonrisas y lágrimas... (y nervios)



Ya ha comenzado un nuevo curso.
Entre vuestros hijos y nuestros alumnos no van a faltar los nervios estos primeros días de clase. La ilusión, tampoco. ¿Qué maestro o maestra me va a tocar? ¿estaré con los mismos compañeros?... son frases que rondan sus cabezas.
Pero sea como fuere, nos alegramos de ver a los antiguos compañeros, con los que hemos compartido largas horas de trabajo, esfuerzo y diversión. En la escuela, desde la más tierna edad se van forjando lazos de amistad que van a durar muchos años o, incluso, toda la vida, porque los amigos son la familia que nosotros elegimos. Por ello, es verlos y una sonrisa nos sale al encuentro.





En el caso de los más pequeños, la cosa cambia. No obstante, hay quienes se lo toman bien y en cuestión de días asumen la nueva realidad. Pero a otros, por el contrario, les cuesta asumir la nueva situación. Se niegan a reconocer que su reinado (el de su casa) no es extensivo a este nuevo ámbito. Aquí se encuentran con otros niños que viven la "cruda realidad" de los príncipes destronados. Lo pasan mal, pero, unos antes y otros un poco más tarde, admiten que su ego tiene límites y que el conocimiento de esos nuevos compañeros va a ser una sorpresa muy agradable.